13.6.16

PROGRAMA AWASUKA: Adri y Viki, finalmente solos en la aventura en Bhimphedi!!







































Y por fin sábado de nuevo. Antes de marcharse, Alex nos enseña la cima de la colina de al lado de Bal Mandir, paseo durante el cual nos acompañan los salvajes (los niños de Bal Mandir), que en ningún momento siguen la ruta trazada, y campan entre matojos montaña arriba montaña abajo, en una competición por ver quién encuentra el camino más complicado para subir. 
Después de un día necesariamente tranquilo, entre niños, excursiones, risas, y adioses, llega el Lumingo (por algún motivo que aún no entendemos aquí la semana empieza en domingo, con lo que solo hay un día libre). 
La semana se plantea movidita. Adri y Viki, finalmente solos en la aventura en Bhimphedi, buscan la mejor manera de organizarse. El domingo, como un aviso de lo que nos espera en los siguientes meses de húmedos monzones, llueve todo el día. 
Los beneficiarios, puntuales como siempre, se lamentan entre risas. Intentamos hacer tiempo en la oficina, y en cuanto deja de llover un poquito vamos corriendo a la obra, pero al llegar allí ya está lloviendo de nuevo. Dándonos cuenta de que la lluvia no nos va a dar tregua, cubrimos bien el cemento para que no se humedezca, y volvemos a la oficina.
Este acontecimiento tiene dos resultados positivos: 
Nos damos cuenta de la necesidad de tener un plan para los días en los que el monzón le gane la batalla al sol. La primera idea que surge es la de, cada tarde a las 15.00 al terminar la faena, comprobar la previsión del tiempo, y decidir de esta manera a como se debe quedar con los beneficiarios al día siguiente. El plan no funciona. Las predicciones no son fiables, y no nos queda más remedio que buscar un plan B. 
De esta manera se nos ocurre que es hora de empezar a planificar los talleres formativos (sociales y técnicos), que conjuntamente con la construcción del prototipo, les darán los recursos necesarios para construirse unas casas seguras, salubres y habitables, en un futuro no tan lejano.
El segundo es que, para aprovechar el día de lluvia, decidimos subir a Supping con los beneficiarios. A pesar de que ya se han visto y tomado fotos por parte de otros miembros del equipo de Awasuka de algunas de las casas de los chicos, queremos verlo con nuestros propios ojos, y aprovechar así para empezar con el recuento de piezas de madera que será posible reutilizar, tomar medidas de los terrenos de los que disponen, hablar con ellos acerca del tipo de casa que desean, y tomar conciencia de los materiales a los que tienen fácil acceso. 
El viaje promete. Las vistas de Bhimphedi desde aquí arriba son sobrecogedoras, y la compañía de los chicos, que pasean cogidos de la mano entre risas, nos sorprende fuera del trabajo. Tal y como dice Niranjan “hoy me toca a mí por una vez ser vuestro guía, y no al revés”. 
Las visitas a las casas van muy bien para entender la necesidad de reconstruir un techo para sus vidas. A pesar de la felicidad que desprenden, sus hogares son oscuros, de techos bajos, en ocasiones compartidos con otros animales, y siempre compartidos con arañas y moscas, llenos de polvo y humedad. Aparte de los daños ocasionados por los terremotos, hay mucho más. Entendemos porque, tras el viaje de reconocimiento, se decide formular Awasuka como algo más genérico, un “programa de la mejora del hábitat”, con todo lo que ello conlleva. 
También vemos el efecto psicológico que se deriva del desastre: algunas personas ya no confían en el Dhunga-Mato. Es por ejemplo el caso del tío de Niranjan, quien a pesar de haber gestionado de maravilla el almacenaje de los materiales resultantes del desmoronamiento de su casa (madera y piedras), ha comprado igualmente bloques de hormigón para reconstruir su casa con este material. Le invitamos a venir a ver el prototipo cuando se encuentre en una fase más avanzada para demostrarle que es posible crear una vivienda segura con los materiales tradicionales. 
El resto de la semana tenemos suerte y hace sol todos los días. Para acelerar los trabajos y animar a los nuevos beneficiarios, que aún no tienen la fuerza física suficiente para resistir un duro día de trabajo a pleno sol, Adri y Viki se unen al equipo en la construcción. Es así como aprendemos a mezclar el Mato con los pies, a participar en la cadena de lanzamiento de bolas al grito de: ¡¡¡Mato!!! A tamizar la tierra... 
Nosotros, por nuestra parte, les enseñamos como se debe revolver correctamente el cemento para que no queden grumos, y como se debe colocar la mezcla de tal manera que las piedras queden bien sujetas, así como algunos conceptos teóricos como “riostra” y “traba”, y como ejecutarlos. Los días van pasando y la técnica constructiva de la cimentación se mejora con ellos. Para terminar bien la semana, el jueves por fin llega la madera, conocemos a Dev, un nuevo beneficiario también de Supping, y además conseguimos terminar con el primer nivel de la cimentación. 
Y esto es todo por ahora, ¡hasta la semana que viene! ¡Tapāīṁ rāmrō haptā ki!
Paseo de despedida con Alex y los niños

Transportando el agua hasta la parte más alta de Supping

Dinesh y Suresh observando el emplazamiento de su nuevo hogar

El interior de la casa de Niranjan, de 70 años de antigüedad

El tío de Niranjan

Material recolectado por el tío de Niranjan tras el derrumbe de su casa

Viki marcando la medida para las 19 partes de tierra por cada 1 de cemento

Sanu, Adri y Dev trabajando las bolas de Mato que se utilizarán

Mejora de la técnica de colocación y de mezcla tras diferentes pruebas

Dinesh, el mistri, enseñando a uno de nuestros beneficiarios más jóvenes, Sanu, la técnica del Dhunga

Suresh terminando de ejecutar la esquina

Dinesh, Dev y Niranjan trabajando el Mato

Suresh, Sanu y Niranjan durante la descarga de la madera

La madera ya lista y colocada en el almacén